Nací en Las Palmas de Gran Canaria y mis padres emigraron a Venezuela en 1959, cuando yo tenía dos años. Mi padre era gerente de una compañía de seguros y mi madre daba clases particulares. Aunque no hicieron fortuna, sí vivíamos bien. Soy la mayor de tres hermanos y mis recuerdos de la infancia están ligados a Caracas y Maracaibo. Aunque era una niña, percibí la inmensa desigualdad social que existía en aquella Venezuela dorada. Tal vez allí empecé a desarrollar una conciencia política.
En el año 68 volvimos a Canarias. Estudié en el Instituto “Isabel de España” y en 1974 fui a Sevilla a estudiar Ciencias Físicas. Allí viví el fin del franquismo y el comienzo de la democracia. Fueron unos años apasionantes. En aquellos años conocí en la Facultad a José Antonio Muñoz Blanco, y desde entonces compartimos la vida.
Mi vida profesional siempre ha estado ligada a la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. He impartido docencia en distintas titulaciones. He realizado trabajos de investigación y también he desempeñado varios puestos de gestión universitaria. Soy Catedrática de Universidad en el área de Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.
La política siempre me había interesado, más como espectadora crítica que como actora convencida, pero no terminaba de resolver las dudas direccionales sobre mis tendencias ideológicas. Frente a ciertas cuestiones era de izquierdas y frente a otras de derechas. En ningún caso era nacionalista. No había ningún partido que se ajustara a mis inquietudes y convicciones. Ejercía mi derecho al voto por simple obligación democrática, pero con muy poca ilusión.
En septiembre de 2007, navegando por Internet, me encontré con Rosa Diez y con Fernando Savater. Habían fundado un partido en el cual las ideas y objetivos no eran de izquierdas ni de derechas, sino que podían ser compartidas por todas aquellas personas progresistas, entendiendo por progresista y en palabras de Savater “aquellas personas que creemos en los ideales transformadores de la sociedad en pro de una mayor garantía de libertades y de un aumento de la justicia social” (no lo uno o lo otro, sino ambas cosas). En el manifiesto fundacional se hablaba de principios éticos: luchar contra los privilegios, igualar derechos de las personas, solidaridad territorial, regeneración democrática, estado laico. No me lo podía creer. Pletórica de ilusión y optimismo, contacté con Fernando Alfonso, que fue el fundador del partido en Gran Canaria y me afilié inmediatamente. Desde entonces he participado activamente en el desarrollo e implantación del partido en Canarias.
En estos momentos, me presento al Cabildo de Gran Canaria, dispuesta a llevar a cabo en esta Institución, las líneas programáticas de nuestro partido a nivel general. A nivel local, estoy convencida de que el Cabildo de Gran Canaria tiene que recuperar la solvencia y la preponderancia que un día tuvo en el desarrollo político, económico y social de esta isla.
Gracias por haber llegado hasta aquí y procuraré no defraudar nunca a los que me den su apoyo y confianza.
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