lunes, 7 de febrero de 2011

A por una política magenta



A veces resulta desalentador y muy poco edificante asistir como espectador a este  teatro, aburrido y repetitivo, en el que se ha transformado la política.  A los escándalos continuos de corrupción, en donde lo único que varía son las siglas del partido al que pertenece el imputado de turno, hay que añadir no sólo la ineficacia total para resolver los problemas del ciudadano, sino la cantidad de problemas que los políticos nos generan con su deficitaria gestión, su escasa formación, su nula vocación de servicio público y, por encima de todo, con sus intereses partidistas.

Pero a pesar de este espectáculo grotesco y desorientador, la democracia es como la luz: progresa en forma de cuantos, y desde aquel año del cambio de 1982, vivimos en un estancamiento democrático, en el que no solo hemos perdido las ilusiones,  sino que también estamos perdiendo el tren de la competitividad,  de la solvencia, del progreso y de la credibilidad como pais. Es imperioso y urgente realizar de nuevo un gran salto cuántico. Un salto que nos transporte a otro escenario y a otra dimensión.  Y ese gran salto , es estos momentos, solo se puede dar desde Unión, Progreso y Democracia.

Porque UPyD es un partido joven, sin ningún tipo de hipoteca ideológica, ni de deuda con el pasado (ni con los bancos). Sitúa en el mismo nivel la libertad individual y la justicia social .Es un partido atrevido y sin complejos, que hace propuestas valientes e imaginativas y practica una dinámica organizativa inédita en nuestro país.

La Unión, en nuestro contexto, significa solidaridad e igualdad, tanto referente a los territorios como a las personas que en ellos viven. Proponemos un modelo de Estado Federal como forma de corregir y terminar con el inconcluso desarrollo autonómico iniciado hace más de 30 años y que tantos problemas y quiebras está ocasionando.

La “P” del progreso nos hace definirnos como un partido transversal en un intento de saltar por encima de ese maniqueísmo ideológico, etiquetado como izquierda y derecha, como si de una marca genética se tratara. Podemos enfocar cada uno de los problemas desde el ángulo en el que se presentan, sin prejuicios históricos ni sociales. El progreso libre y responsable nos lleva a apostar definitivamente por un Estado laico.

Y la última letra, y por eso la más importante, hace alusión a la Regeneración Democrática, que es nuestro verdadero leit motiv. Regeneración democrática para terminar con las estructuras rígidas y poderosas de los partidos políticos tradicionales. Regeneración democrática para recuperar la confianza de los ciudadanos y dignificar la política. Regeneración democrática para que no pueda haber imputados en las listas electorales como acaba de proponer Rosa Diez.  Regeneración democrática para poder salir reforzados de esta crisis. 

Pero todo lo anterior no son meras declaraciones bien intencionadas,  guiadas por la buena voluntad o la ingenuidad de esta humilde aprendiz a política. En ese caso nada nos diferenciaría de los demás partidos. Todos decimos prácticamente lo mismo. La credibilidad de UPyD no solo está basada en lo que dice y escribe,  sino en los hechos. En las propuestas valientes  en las que Rosa Diez se ha quedado sola en el parlamento, mientras los demás ni siquiera se sonrojan,  como por ejemplo cuando propuso  suprimir los privilegios  en el régimen de pensiones  de los políticos.  

Nuestra credibilidad está en los rigurosos estudios y análisis que desde el partido se desarrollan y se publican, y que luego los demás partidos copian,  sin ni siquiera pagar derechos de autor, como por ejemplo la cifra de los 26.000 millones de euros,  que nos podríamos ahorrar si las administarciones autonómicas aplicaran los criterios Maastricht de eficiencia en la gestión. 

Nuestra credibilidad está basada en la labor desarrollada por sus cargos directivos y afiliados en estos tres años de existencia, en los que hemos celebrado un 1º congreso defendiendo nuestros ideales de forma transparente y democrática, sin ceder a presiones internas y con la participación abierta a todos los afiliados.
Hemos elegido a nuestra portavoz por votación directa entre todos los afiliados, al igual que al resto de los representantes del partido a nivel autonómico y local. En definitiva, vamos a dar un gran salto cuántico en el que todos los ciudadanos podamos vivir y hacer Política Magenta.
    

Mi presentación política

Nací en Las Palmas de Gran Canaria y mis padres emigraron a Venezuela en 1959, cuando yo tenía dos años. Mi padre era gerente de una compañía de seguros y mi madre daba clases particulares. Aunque no hicieron fortuna, sí vivíamos bien.  Soy la mayor de tres hermanos y  mis recuerdos de la infancia están ligados a Caracas y Maracaibo. Aunque era una niña, percibí  la inmensa desigualdad social que existía en aquella Venezuela dorada. Tal vez allí empecé a desarrollar una conciencia política. 

En el año 68 volvimos a Canarias. Estudié en el Instituto “Isabel de España” y en 1974 fui a Sevilla a estudiar Ciencias Físicas. Allí viví el fin del franquismo y el comienzo de la democracia. Fueron unos años apasionantes. En aquellos años conocí en la Facultad a José Antonio Muñoz Blanco, y desde entonces compartimos la vida. 

Mi vida profesional siempre ha estado ligada a la Universidad de Las Palmas de Gran  Canaria. He impartido docencia en distintas titulaciones. He realizado trabajos de investigación y también he desempeñado varios puestos de gestión universitaria. Soy Catedrática de Universidad en el área de Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial de la Universidad de Las Palmas de Gran  Canaria.

La política siempre me había interesado, más como espectadora crítica que como actora convencida, pero no terminaba de resolver las dudas direccionales sobre mis tendencias ideológicas. Frente a ciertas cuestiones era de izquierdas y frente a otras de derechas. En ningún caso era nacionalista. No había ningún partido que se ajustara a mis inquietudes y convicciones. Ejercía mi derecho al voto por simple obligación democrática, pero con muy poca ilusión.  

En septiembre de 2007, navegando por Internet, me encontré con Rosa Diez y con Fernando Savater. Habían fundado un partido en el cual las ideas y objetivos no eran de izquierdas ni de derechas, sino que podían ser compartidas por todas aquellas personas progresistas, entendiendo por progresista y en palabras de Savater “aquellas personas que  creemos  en los ideales transformadores de la sociedad en pro de una mayor garantía de libertades y de un aumento de la justicia social” (no lo uno o lo otro, sino ambas cosas).  En el manifiesto fundacional se hablaba de principios éticos: luchar contra los privilegios, igualar derechos de las personas, solidaridad territorial, regeneración democrática, estado laico. No me lo podía creer. Pletórica de ilusión y optimismo, contacté con Fernando Alfonso, que fue el fundador del partido en Gran Canaria y me afilié inmediatamente. Desde entonces he participado activamente en el desarrollo e implantación del partido en  Canarias.

En estos momentos, me presento al Cabildo de Gran Canaria, dispuesta a llevar a cabo en esta  Institución, las líneas programáticas de nuestro partido a nivel general. A nivel local, estoy convencida de que el Cabildo de Gran Canaria tiene que recuperar la solvencia y la preponderancia que un día tuvo en el desarrollo político, económico y social de esta isla. 

Gracias por haber llegado hasta aquí  y procuraré no defraudar nunca a los que me den su apoyo y confianza.